La neuralgia del trigémino es un trastorno doloroso crónico del nervio trigémino, responsable de la sensibilidad de la cara, las mucosas de la boca y la nariz y la córnea. Controla gran parte de los músculos de la masticación.
Si un paciente padece neuralgia del trigémino, el más leve roce en la cara puede provocar los más graves ataques de dolor de corta duración, de segundos a unos minutos, en una o varias ramas del nervio.
Al principio, los ataques de dolor suelen ser leves, pero pueden aumentar rápidamente hasta alcanzar la máxima intensidad de dolor, lo que lleva a los pacientes a dejar de comer por miedo a los ataques. El dolor aparece periódicamente, lo que significa que hay semanas y meses sin síntomas antes de que vuelva a producirse una fase con ataques frecuentes. Por lo general, la enfermedad se presenta en edades avanzadas, en mayores de 50 años y normalmente sólo en un lado. Las mujeres se ven afectadas con algo más de frecuencia que los hombres.
Causas y tipos de neuralgia del trigémino
Según los conocimientos actuales, la causa del dolor en la neuralgia del trigémino clásica es la compresión de un vaso sanguíneo en la zona de salida del nervio trigémino en el tronco encefálico. En raras ocasiones, la neuralgia del trigémino también puede ser consecuencia de tumores, malformaciones vasculares o esclerosis múltiple. En este último caso en particular, suelen verse afectadas personas más jóvenes, a veces en ambos lados.
La neuralgia del trigémino es un dolor facial y debe separarse de las distintas cefaleas, como las cefaleas tensionales, las migrañas o las cefaleas autonómicas del trigémino, como la cefalea en racimos o la hemicránea paroxística continua.
Existen determinadas formas de neuralgia del trigémino:
- La neuralgia clásica del trigémino que es puramente paroxística con dolor permanente acompañante,
- Neuralgia secundaria del trigémino, causada por esclerosis múltiple, tumores, malformaciones vasculares y otras enfermedades,
- Neuralgia idiopática del trigémino puramente paroxística y con dolor permanente acompañante.
¿Qué dolor facial debe distinguirse de la neuralgia del trigémino?
Los dolores causados por daños en el nervio trigémino, como por ejemplo tras operaciones en los dientes o los senos paranasales, así como los dolores tras lesiones, deben distinguirse de la neuralgia del trigémino.
¿Cuáles son las opciones de tratamiento de la neuralgia del trigémino?
Se hace una distinción básica entre 3 métodos de tratamiento diferentes proporcionados por los médicos del dolor.
- Procedimiento percutáneo: en este procedimiento, se localiza un ganglio nervioso en la base del cráneo, el llamado ganglio gasseri, con una cánula que se introduce junto a la comisura de los labios. A continuación, se intenta dañar una o varias ramas del nervio trigémino de forma controlada con una lesión térmica dirigida, termocoagulación o inyección de alcohol para impedir el desarrollo y la transmisión del dolor. Estos procedimientos son intervenciones neuroquirúrgicas rutinarias que se han utilizado con éxito en varios miles de pacientes en todo el mundo. Otros procedimientos incluyen la compresión con balón del ganglio gasseri o la aplicación de opioides locales ganglionares.
- La descompresión microvascular del nervio trigémino - s realiza bajo anestesia general. A través de un corte detrás de la oreja se extrae un fragmento de hueso de 5 mm y se examina el nervio trigémino con el microscopio quirúrgico. Si aparece una arteria que estrecha o presiona el nervio, se desprende con cuidado y se introduce un pequeño trozo de plástico entre el vaso y el nervio a modo de amortiguador.
- Radiocirugía: la radiación selectiva, normalmente de una sola vez y en dosis elevadas, con un dispositivo de radiación especial provoca daños por radiación de unos pocos milímetros de diámetro en la zona del trayecto nervioso próxima al tronco encefálico. El efecto comienza al cabo de unas semanas y la ventaja radica en la no invasividad del método.
¿Qué debe hacer si tiene neuralgia del trigémino?
Acuda a un neurólogo o a un neurocirujano porque están muy familiarizados con el cuadro clínico. En primer lugar, iniciará un tratamiento farmacológico. En muchos casos, este tratamiento es suficiente. Sin embargo, si el dolor persiste a dosis más elevadas o la medicación provoca efectos secundarios, debe presentarse a un neurocirujano que le hablará de las distintas opciones quirúrgicas, sus perspectivas y efectos secundarios. También se realiza de forma rutinaria una tomografía por resonancia magnética, con la que se intenta visualizar el vaso que comprime y excluir causas raras de un tumor o una enfermedad inflamatoria.